La ONG Poder Ciudadano realizó en el año 1997, una indagación sobre la justicia nacional con cede en la ciudad de Buenos Aires. Se registraron informes sobre 79 jueces, a partir de cuestionarios, entrevistas y datos recogidos de diarios y revistas.
Cabe resaltar, que Poder Ciudadano surgió como una organización que reivindicaba su origen “apartidario y sin fines de lucro” y que reclamaba la transparencia del sector estatal. El transcurso de los años puso en cuestión sus prestigio y pretendida eticidad, con personajes surgidos de sus filas como Laura Alonso o su Alma mater Luis Moreno Ocampo, quién recientemente fue descubierto con cuentas offshore en Panamá.
Ese informe sobre los jueces se plasmó en un libro titulado Quién es quién en la justicia, que además sirve como banco de datos.
De allí surgen elementos del pasado de los jueces, aunque no todos estuvieron dispuestos a colaborar y contestar cuestionarios o recibir a los investigadores.
El caso que del juez¡¡¡ Claudio Bonadío, cuyo ingreso al poder judicial fue en el año 1994, cuando el ejecutivo estaba en cabeza de Carlos Menem. Según el banco de datos, originalmente se aprobó su pliego para juez federal de instrucción en Morón, pero un decreto del gobierno lo sentó donde era más conveniente para sus patrocinadores, en Comodoro Py.
Otro detalle que surge de aquella investigación es su confesa pertenencia al sentimiento peronista desde su adolescencia. Nacido en el año 1956, lleva 23 años en la carrera judicial y un rosario de pedidos de juicios políticos y denuncias varias añadidas a su legajo.
Cierto que sus antecedentes en el derecho no eran relevantes, pero sus participaciones en despachos del poder ejecutivo nacional de ese momento le dieron el empuje para lograr ser un magistrado federal. Cuánto daño hace una decisión tomada hace tanto tiempo y que permanece sin corregirse.
Pero, antes de convertirse en el sabueso anti kirchnerista, lo que lo catapultó a la fama fueron dos episodios dentro del ámbito judicial, uno más escandaloso que el otro. Sancionado con una multa por la Cámara Federal por participar en una bochornosa fiesta de despedida del año en Comodoro Py. El otro hecho que signó la carrera de varios jueces, fue la confesión de Domingo Cavallo sobre una servilleta escrita por el entonces ministro Carlos Corach, donde se establecían los nombres de los jueces bajo control gubernamental. Entre ellos sobresalía el de Bonadío, que hasta poco tiempo atrás había trabajado bajo las directivas del mismo Corach.
El juez Bonadío lleva adelante una serie de causas contra CFK, incluso en alguna donde lo apartaron o se declaró incompetente, pero sigue tomando decisiones como si nada pasara. Es un ímpetu irrefrenable del magistrado actuar contra todo aquello que se relacione con el kirchnerismo. A esto se le podría llamar MacriMacartismo, entendido como ese
Conjunto de acciones emprendidas contra un grupo de personas por sus ideas políticas y sociales, generalmente progresistas
Este estado MacriMacartista, donde algunos estamos obligados a regirnos por las normas y otros están en estado de impunidad perenne, donde incluso se ignora el derecho internacional o las resoluciones que surgen de entes supranacionales a los que Argentina adhiere.
Situaciones como el ultraje padecido por Milagro Sala en Jujuy, donde se vulnera su derecho de defensa como mínimo, o la investigación sobre Santiago Maldonado, donde el juez Otranto se auto investigaba sin ponerse colorado, determinan que vivimos en peligro de que nuestros derechos elementales no sean respetados por quiénes deberían ser los máximos responsables en velar por nuestra integridad.
Las fuerzas de (in)seguridad actúan desbocadas, contra cualquier ciudadano que no cruce por la senda peatonal, pero nadie responsable se anima a investigar en profundidad a los verdaderos lavadores de esta sociedad.
El caso de Bonadío, es un extremo de ilegalidad dentro del sistema, donde las instituciones prueban que no tienen reacción, ante semejante descontrol. La mayoría mira, más o menos absorto este atropellar de derechos, pero no toman acciones concretas para remediar el aquelarre, mientras otros aplauden el clima de época MacriMacartista.
Es un modo anti republicano, anti jurídico, que vacía a las leyes de sus sentido y coloca a la sociedad en una situación de “todo vale”.
Cómo los sociópatas, sin remordimientos, Bonadío, un sujeto sin retorno.