No puedo empezar esta columna de Códigos No Escritos, sin preguntar ¿Dónde está Santiago Maldonado? Y esta breve narración en algún punto tiene que ver con él y su lugar en el mundo.
Indio, indígena, aborigen, autóctono, natural, originario son las maneras en que fueron llamados por otros, los que habitaban estas tierras antes de la conquista española. Lo que no se tiene muy presente es que esos pueblos todavía existen, que no son dibujos o fotografías exóticas en libros o manuales de estudio. Cristóbal Colón salió del puerto y se equivocó de rumbo y se chocó con Abya Yala o lo que luego se conoció como América.
En estos territorios vivían personas, seres humanos diferentes a los recién llegados. Diferencias de colores, de idiomas, de vestimentas, de ideas, de culturas, de alimentos, todo diferente. Pero el conquistador era un presumido y violento que ejerció los peores métodos para hacerse con este maravilloso continente.
Sus reyes demandaban riquezas, su religión aspiraba a conquistar espíritus, a disciplinar, y los colonos a esclavizar voluntades. Los indios según la mirada de aquellos tiempos no tenían alma, con lo cuál no había pecado en quitarles la vida. Unos desalmados.
Luego de mucho tiempo de matanzas y saqueos, unos tipos llamados revolucionarios y luego patriotas, decidieron que ya estaba bien de conquistas, de dependencias de reyes que estaban lejos, que encima habían sido derrotados. Períodos de luchas por la Independencia, de revoluciones, de batallas contra los godos invasores.
Ejércitos al mando de jefes que hoy consideramos próceres como Belgrano o San Martín, que veían en el indígena a un hermano y no un enemigo. Recordando además que los primeros levantamientos contra los realistas fueron encabezados por los indios, en la jefatura de Tupac Amaru II y continuada con Tupac Catari. Una historia que no se conoce, ocultada, donde el exterminio fue aterrador.
Por lo tanto, en algún momento histórico existió esta unión entre criollos y aborígenes que se plasmó en los ejércitos de liberación de nuestra América. El Acta de Declaración de la Independencia Argentina, se redactó en español, pero se realizaron traducciones en aymará, quechua y guaraní. ¿Por qué habrá sido?
Poco se habla de que San Martín , nuestro héroe máximo podría ser hijo de una india guaraní. Para algunos un espanto, un sacrilegio, para otros la exacta síntesis de nuestro origen.
Lo cierto es que San Martín no padecía de angustia por independizarse de los godos, si en cambio sufría el enfrentamiento que se avecinaba entre las élites y el pueblo. Enfrentamiento que continúa hoy disfrazado de otras maneras.
Ese padecimiento de San Martín hizo que se auto exiliara. Mientras aquí las guerras intestinas y con los vecinos les dieron el triunfo a los hacendados, oligarquías terratenientes, jefes militares que además se convirtieron en políticos. Estas fuerzas continuaron con el proyecto español de conquista y exterminio, solo que ahora la rapiña era para los que estaban en el poder local.
En EEUU, se produjo su famosa guerra civil entre el Norte (capitalista, industrial) y el Sur (esclavista, agrario). Retratada por numerosos filmes y literatura, que además produjo entre otras consecuencias el asesinato de Abraham Lincoln. Dos proyectos enfrentados que derivó en esa guerra donde el Norte fue vencedor. Pero hoy todavía se producen coletazos, porque los llamados supremacistas blancos y sureños reivindican a sus antiguos generales como Robert Lee. Las estatuas que rinden homenajes a esclavistas van siendo retiradas de los paseos públicos, ya sea por ordenanzas municipales o por la furia de la gente que no quiere vivir en una sociedad racista. Eso pasa hoy en EEUU.
El proyecto industrial hizo avanzar a ese país no solo en lo económico sino también en cuestiones culturales, legales y humanitarias. Aunque ciertos conflictos permanecen a pesar de los años.
En nuestro país el proyecto triunfador fue el agropecuario. Es el fondo de la discusión y el engranaje de muchos males.
Consolidada la independencia en términos formales, construido el Estado nación, delimitadas sus fronteras, lo que estaba adentro pasó a ser argentino, sin beneficio de inventario. Y los pueblos aborígenes que no conocían esos límites fronterizos, que eran lo mismo a un lado y otro de la cordillera andina patagónica o a un lado y otro de la de la frontera norte con Bolivia, donde coyas de Jujuy o Salta tienen más en común con bolivianos que con porteños.
Naciones separadas por la modernidad, por el capitalismo, por las nuevas estructuras jurídicas que organizaban la nación. La denominada por algunos organización nacional que además consistía en poner a raya a los pueblos indios.
Se realizaron sucesivas campañas no solo a la patagonia, también a las regiones de Chaco, Santa Fe, Formosa. Esto era el progreso a caballo de un Remington o un Winchester, para apoderarse de extensos territorios y esclavizar a sus ocupantes.
Del genocidio a la invisibilización y luego también a la expulsión de sus tierras por el corrimiento de las fronteras agrícolas.
Cómo mencionamos, los indios eran dueños porque habitaban, no porque tenían papeles que los adjudicaba como propietarios. Los nuevos invasores comenzaron a mostrar títulos más o menos fraudulentos para expulsar a sus habitantes históricos.
Así comienza el fenómeno de los indios en la ciudades, en lo que una autora llama , la llegada a la casa del hombre blanco. En barrios marginales se van asentando y la cadena familiar es orientadora de donde se puede conseguir un terreno para vivir precariamente.
Los indios no son aquellos personajes que viven de la caza y de la pesca, porque en muchas partes eso ya no lo pueden practicar. Hay indios que son maestros, enfermeros, médicos, arquitectos, albañiles, plomeros, periodistas, etc. Así como hay blancos o criollos que tienen que revolver de la basura para subsistir, una especie de caza y pesca urbana. Hacer esa calificación y esa analogía entre lo indio y el atraso, habla del desconocimiento de quien piensa de esa manera. Ahora, la cuestión de los pueblos originarios, tiene un salto de visualización con la llegada al poder en Bolivia de Evo Morales. Sin ser un gobierno netamente indígena, expuso la cultura de la Pachamama, sus valores, sus modos de vida y además les arrebato el poder a la minoría blanca o gringa.
Entonces, el progreso blanco y el atraso indio sería la antítesis o contraste. Y esto sería discutible, dado que entre otras cosas el progreso blanco nos está llevando a una crisis ambiental dramática.
Mientras que para un profesor coya, Sixto Vázquez Zuleta, “los indios son los primeros ambientalistas”.
Este profesor cuyo nombre en quechua es Toqo, escribió varios libros como Indiomanual, Pauperología o Inkariuma o la cabeza de Inkari, de los cuales se pueden extraer conocimientos extraordinarios.
Toqo, un gran pensador, menciona que ser indio no es una cuestión de piel es una cuestión de conciencia y de autopercepción. En esto radica su notable observación, criticada incluso por sus propios congéneres. Basada en una escuela antropológica mejicana y las observaciones del filósofo Günter Rodolfo Kush, el “ser” indio se resume en tres características:
- No ser consumista
- Vivir en comunidad
- Cuidar de la naturaleza
Cualquier persona de cualquier color de piel, de pelo largo o corto, de idiomas diversos, puede ser indio si respeta estos tres principios.
Cómo mencioné, esto le valió muchas críticas de propios y extraños. Pero también vemos en la realidad que muchos indios de facciones, de color de piel, de pelo, de contextura, es decir de raza india, niegan su identidad o la rechazan. Y lo hacen porque saben que pertenecer a ese grupo humano les trae conflictos, discriminaciones y pobreza. Porque el rol social del aborigen pareciera estar predeterminado.
Por eso, al comenzar este relato dije que Santiago Maldonado tenía que ver con esta historia, porque según estos tres principios mencionados, él estaba convirtiéndose en indio mapuche (Comenzaba a vivir en comunidad, No era consumista, Cuidaba la naturaleza).
Extraído de Inkariuma (LA CABEZA DE INKARI)
MANUAL DE ACCIÓN POLÍTICA PARA EL INDIO
ToQo Zuleta. Jujuy