Del Viejo Oeste, al Cercano Oeste

La Ministra de Seguridad de la Nación, “Amianto” Pato Bullrich, una especie de Margaret Tatcher argenta, sobrevive en un gabinete que prometía ser el mejor de los últimos 50 años. Permanece, a pesar de las múltiples violaciones que tanto ella como sus funcionarios subalternos vienen produciendo desde su asunción.

Las intromisiones en el caso Maldonado, la defensa de las fuerzas policiales y federales, aun cuando sus acciones son violentas, sin legitimidad, desproporcionadas, violando la ley que ella menciona a cada instante, intentado colocarse del lado de “lo correcto”, son un recorrido de exageradas puestas en escena, que solo tendrán un límite desde lo judicial, pero que necesitan una respuesta política.

“La violación de la ley en la Argentina tiene y va a tener consecuencias“.

Patricia Bullrich

Siendo ella una de las principales violadoras del Estado de Derecho y con el objetivo de generar un estado policial, que amedrente no solo a los delincuentes, sino también a quienes ejercen sus derechos de protesta y reclamo en una sociedad quebrada por las pésimas políticas económicas y sociales.

Con las nuevas normativas determinadas por la Ministra “Amianto” Bullrich retrocede aún más en el campo de la seguridad, algo que no entiende ni por asomo. Pero genera esta representación de que disminuirán los delitos callejeros por obra y gracia de un ejército de tiradores rápidos. No importan los “daños colaterales”. El que tira primero tiene razón.

Lo que sucedería si esto se llegara a implementar, es que la sociedad no se va a pacificar, al contrario. Policías cebados, muchos con serios problemas de inclusión social, o trastornos de conducta se verán obligados a reprimir por las dudas. Y los delincuentes se verán obligados a tirar más rápido para sobrevivir, en este enfrentamiento que termina de declarar un presidente Con-Tra-Ban-Dis-Ta.

A él, no le llegarán las balas, ni las acusaciones, porque está blindado por los medios y cierto sector corrupto del sistema judicial. Porque, además tiene que hacer los deberes y siempre resulta más barato comprar una bala a un fabricante de armas que hacer los jardines de infantes que prometió en campaña y no cumplió. Este es el dilema, invertir en educación o en represión.

“Yo me comprometo a construir los tres mil jardines de infantes que faltan”

Mauricio Macri – 2015 – Se investiga Administración fraudulenta -Ni jardines, ni dinero.

Algunos de sus votantes se han arrepentido, porque sienten que se equivocaron, que fueron estafados, pero vuelven a las andadas apoyando esta nueva medida para que la policía, según su creencia los proteja de los “malos”. Pero, resulta que los más malos están gobernando. Qué no pase otra vez, que luego se arrepientan, que manifiesten que se equivocaron, porque evidenciarían una tendencia al yerro reiterada y poco creíble.

No sé que tan correcto resulte comparar a la policía de Francia con las argentinas. Desconozco, si aquellas tienen un nivel de conciencia mayor que las locales. Sí tienen sindicalización, un tema a debatir. Pero también tienen hay mucho control sobre ellos. Desde la distancia, impacta el hecho que dejen de reprimir a los “chalecos amarillos” porque se consideran parte de esa misma sociedad. ¿De que sociedad se consideran parte los policías locales?

Sumemos aquella declaración que considera que la discutible libertad de la sociedad argentina es la libertad de portar armas, (la misma libertad de comprar 5 millones de dólares por mes) en un desatino más de Bullrich, que atropella todas las acciones que se llevan adelante para el desarme de la población.

“El que quiera estar armado, que esté armado; el que no quiera estar armado, que no esté armado. La Argentina es un país libre”

Patricia Bullrich
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Tan adicta la Ministra a las series de Netflix que se creyó la fantasía de El Tirador y su aparato de suicidio para imaginar como lo hicieron con Nisman y ahora viene en modo Punisher. Claro que Bullrich no tira del gatillo, eso se lo deja a los que ponen el cuerpo y llevarán la peor parte.