El Mileinato cumple su primer año de muerte y destrucción. Y esta runfla lo festeja con números (los que les conviene), creyendo en su propia mentira.
Se escuchó decir a un trasnochado, que “A la Argentina le fue bien, a la gente le fue mal…”, como si se tratara de dos entidades o sujetos diferentes. Solo, en mentes escindidas de la realidad real, se pueden hacer ese tipo de aseveraciones.
Pero, parece que hay que contar que un país no es su inflación, ni su emisión, ni su riesgo país. Esas son las consecuencias devenidas de procesos económicos y políticos, de luchas sórdidas por rumbos de dependencia o independencia, de intereses sectoriales, del insaciable apetito de dinero de poderosos, de la voracidad de los piratas y buitres. Pero como se sabe el Mercado, nunca hace autocrítica.
Entonces, este conjunto de ciudadanos, mancomunados, habitantes de un territorio que en la vida moderna conforman un país, una Nación. Y que, la manera de conducir, de generar una convivencia es a través de reglas escritas en una Constitución y en otras leyes y tratados, todo lo cual configura un régimen Republicano y un sistema democrático.
No se declara la Independencia, para ser esclavos, no se hacen revoluciones, para seguir siendo gobernados desde otros tronos. Al menos en esto en algún momento se pensó y se configuró un presente de luchas, para encontrar un camino de estabilidad en el futuro.
No es el riesgo país, es el hambre, es la miseria planificada, es sacarle a los pobres para pagar una deuda externa ilegal e ilegítima. Y eso no es un gobierno de gente de bien, sino de bárbaros y fascistas.