Días atrás tuve una experiencia desagradable cuando al abrir mi página de Facebook, aparece una nota de un supuesto “amigo” donde comentaba indignado declaraciones de Florencia Kirchner. Había una foto de la hija de la ex presidenta donde se le adjudicaba haber dicho”Los niños con discapacidad NO DEBERIAN EXISTIR generan muchos problemas”. Por supuesto, debajo estaban ya los comentarios arrebatados de otros ciberopinadores que como mi “amigo”, insultaban, degradaban, amenazaban con ese libre albedrío que les da la impunidad de saber que ella nunca los escuchará. Son esos gritos que se dan en el descampado cuando nadie está cerca, pero que liberan toda esa furia contenida vaya a saber donde, en personas que si uno las ve y las trata, parecen hasta normales.
Además, estas adjudicadas declaraciones se daban cuando surgía el tema de la suspensión de las pensiones a los discapacitados. O sea que en vez de insultar o indignarse con los que realmente afectaban la vida de discapacitados, gastaban energías en comentarios absurdos.
Cuando examino la supuesta noticia, intento verificar el sitio de donde provenía esta manifestación que se llamaba Efecto24. Impactado por tal atribución pero desconfiando de su certeza, realicé una somera investigación que me llevó a un resultado sorpresivo o no tanto. Al momento de localizar el sitio con su dominio de Internet, daba un error de conexión, es decir el sitio no estaba más.
No encontraba ningún otro sitio que refiriera esa manifestación a Florencia K. y tampoco el video que supuestamente estaba en Youtube donde constaba lo dicho.
Pero sí pude advertir que la mujer del presidente mejicano, Peña Nieto, la primera dama Angélica Rivera también se había expresado en el mismo sentido y casi con las mismas palabras, solo que en una fecha anterior.
Ante este descubrimiento, contesté el posteo de mi “amigo” pegando el enlace con estas declaraciones similares y agregando que la divulgación de noticias falsas es un claro acto difamatorio. Y que si alguna persona se sintió ofendida por esas presuntas declaraciones atribuidas a Florencia K., ahora pasaba de ser víctima a victimaria al propalar una difamación. Esperé respuestas y no tuve ninguna, porque imagino primó la cordura y la vergüenza y borraron el posteo. Cualquier ciudadano puede tener ideología, lo que no se debe es mentir.
Por eso el título de la nota, una falsa noticia, una sincera opinión. Porque las reacciones fueron genuinas, los disparates pronunciado y escritos fueron más verdad que la noticia.
Al seguir indagando, resultó ser que esas declaraciones sobre los discapacitados, fueron realizadas por una funcionaria del gobierno mejicano una tal Marisol Alamilla Betancourt, que no se expresó correctamente y de la cual sí hay un video. Pero esas mismas palabras fueron puestas en al menos tres personalidades diferentes la esposa y la hija de Peña Nieto en México y en Florencia K.
Esto se puede verificar en un sitio con falsas noticias llamado mi-noticia.com. En ninguna parte esta página web, aclara que son noticias irónicas como podría ser la conocida revista Barcelona y sí se dedica a generar titulares con referencias absolutamente falsas. Por ejemplo un encabezado rezaba, “Estela de Carlotto es capturada al intentar huir del país”, y aclaraba que luego del procesamiento de Hebe de Bonafini por la causa de “Sueños compartidos”, se había producido una especie de desbande.
La estrategia también se basa en algunos hechos de la realidad tergiversados o que pueden ser verosímiles, pero no son verdad. Y sobre ellos se construyen relatos falsos o se inventan directamente.
Los temas que podemos analizar a partir de estos ejemplos, son con que facilidad hay personas que creen estas falsas noticias o quieren creer en ellas, la cantidad de repliques que se van desarrollando y las personas que de buena o mala fe van agrandando esta bola de bosta.
Otros sitio de redes virtuales como por ejemplo el Facebook llamado Yo Apoyo a JORGE Lanata se dedican a multiplicar la infamia.
Además, este tipo de echos sirve para evidenciar que hay mucha gente que le gusta encontrar un motivo aunque sea falso para insultar a personalidades que repudia por otras razones. Y también revela que poco riguroso son algunos para identificar las fuentes noticiosas, en una época de inseguridad informativa.
Encontramos por un lado a los fabuladores, mitómanos, los trolls, difamadores, que utilizan las herramientas tecnológicas para fines deleznables. Por el otro una cantidad de personas ávidas de noticias que involucren a personajes, en este caso políticos para descargar todo su resentimiento en esa figura. No importa demasiado la lógica, la verdad, el análisis, nada. Solo es la oportunidad para montar un circo romano virtual y mediático.
Pero y a pesar de que nos resulte extraño, esto no es patrimonio de estos tiempos.
Países considerados hoy del primer mundo como Francia, Inglaterra, Italia, allá en los tiempos donde los reyes gobernantes se consideraban descendientes de Dios, también fueron innovadores en el tema de la difamación por medio de una prensa primitiva, pero que tuvo sus efectos.
Vayamos a algunos casos notables recabados por el historiador estadounidense Robert Darnton.
En el siglo VI surge la Anécdota (literalmente, composición inédita), que en ese momento era una información de dudosa procedencia (una especie de rumor sin autor claro). Quién utilizó este método fue Procopio de Cesarea, un historiador que publicó libros laudatorios sobre el emperador de Constantinopla, Justiniano y su esposa Teodora, pero a escondidas los desacreditaba en escritos secretos. Para algunos esta actitud se debía al miedo que les tenía a criticarlos abiertamente y para otros solo era por su rencor hacia ellos.
Ya en 1522 aparecen los Sonetos malintencionados de un tal Pietro Aretino. Esos sonetos se pegaban en la estatua de Pasquino en una plaza de Roma. A la vista de los caminantes se describían las andanzas de algunos obispos desacreditándolos. De esa manera quedaban manchados moralmente como futuros candidatos papales. Lo que hoy se declama como “inhabilidad moral”. Era una maniobra elucubrada y pagada por los poderosos del momento. Había una vinculación entre algún un obispo candidato, un mecenas que sería beneficiado por sus decisiones y el que redactaba los infundios. Una auténtica alianza política-religiosa, empresarial y mediática para perjudicar a unos y beneficiar al elegido.
En París en el s. XVII tuvieron su influencia unos volantes impresos con noticias falsas llamados canard. La reina María Antonieta, según se cuenta fue objeto de estás publicaciones, donde además se incorporaba el grabado de su rostro. Esto configuró en la práctica una propaganda política en su contra, lo que aumentó el resentimiento hacia ella por las falsedades que se decían. Ella fue ejecutada en 1793 y se discute que tanto influyeron estos malintencionados canard.
En Londres del s. XVIII, surgieron los parrafistas con chismes que se ventilaban en los cafés referidos a políticos, criticando libros y obras de teatro, y que luego se repartían impresos o se dejaban descuidadamente en bares y plazas.
Hacia el año 1772 surge la competencia para ver quien podía escandalizar más a sus lectores o quién era el más creativo a la hora de mentir. Henry Bate (apodado Reverendo Matón) desde The Morning Herald y William Jackson (apodado Dr. Víbora) con The Morning Post jugaban su prestigio para dejar en ridículo a sus víctimas. Por ejemplo, un tema era el de los amantes de la reina Maria Antonieta. El Morning Post dejó trascender en uno de sus párrafos el gusto de la reina gala por un gigoló inglés. Y describía como la vida del sujeto había mejorado desde que se había instalado en la corte Francesa.
En París también tuvieron su aparición los novelistas, que igual a los parrafistas daban rienda suelta a la imaginación, a partir de chismes recogidos en ciertos jardines o paseos, donde la servidumbre dejaba trascender detalles de la vida en palacio.
Esto es parte del recorrido en la generación de lo que hoy se ha dado en llamar la Posverdad, construida con mentiras algunas vulgares otras más sofisticadas, pero que vienen desde el fondo de los tiempos. Porque esta malicia política recorre las centurias, y se supone que la evolución y el progreso debería haber mejorado la condición humana y no caer en esta distopía social en que vivimos preanunciada por célebres novelas como 1984 o Un mundo feliz.
Pero no, la mentira perfeccionada a nivel profesional, guionada, llevada al escenario público no por actores de ficción, sino por personajes de la política, de la justicia, o los llamados comunicadores que son los responsables finales del engaño.
La película Mentiras que matan es claro ejemplo de hasta donde se puede llegar para desviar la atención de la ciudadanía.
Esta ruptura social en la que vivimos tiene que ver con quien emite ese mensaje y el pacto espúreo con los poderosos, traicionando su destino, que era anunciar un hecho certero y fundado y no un invento de ficción. Por eso hoy más que nunca están presentes lo que denunciamos como los Códigos No escritos.
El objetivo es generar un aquelarre, no tener claro quien dice la mentira y quien dice la verdad. Que el culpable y el inocente se parezcan tanto que se los confunda.
Los argumentos ya no sirven para defender y demostrar los hechos porque también estamos viviendo la etapa de los Posjueces y de la Posjusticia, donde la arbitrariedad campea y el prevaricato se convirtió en regla.